jueves, 3 de mayo de 2012

La miraba con Pasión; 
decidido por ahora,
ella no prestaba atención, 
los pasos determinantes 
se acercaban a la silueta; 
un discurso ya ensayado,
una sonrisa rápida, 
las penas que acostumbra
dando vueltas al pasado
y no hay copa ni cigarro 
ni amante despechado.

Él se detiene un momento,
se concentra en su mirada; 
en la forma de sus labios
en las piernas y su falda,
jamás la ha visto antes,
la imagina por los días,
por las mañanas, 
en cada hora.

Y en las tristezas y alegrías,
en las tardes de verano
en las caminatas que esperan,
en las tardes de cine,
en las boda y funerales
en la amargura y desengaño.

Ya no hay marcha atrás,
ese suspiro abre puertas,
el miedo le acongoja,
de pronto retrocede un paso,
y en su mente él solo, 
sin mañanas ni verano,
ni cine ni funerales;
decide retomar camino.

Dónde está  pregunta;
y más miedo que antes
aprieta los nudillos,
suspira lentamente, 
camina de nuevo a su lugar;
tiene un nudo en la garganta; 
y le molesta la ropa.

-¿Me puedo sentar contigo?
.Por supuesto- Dice él.



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