Los tiempos pasan y no se adaptan: a veces exigen demasiado de nosotros; a veces nos gritan a la cara.
Es
en esos momentos en que uno se pregunta si el tiempo es parte de la
vida o una triste y dura condena; las mañanas como otras llenas de
pereza y prisa; de hambre y recuerdos del día anterior: los recuerdos
que como dardos atraviesan algo en el pecho; algo de melancolía y
picardía quizá: esta mañana cálida como tantas otras sin augurio ni
esperanza; tan cotidiana como el resto: tan triste como las demás, tan
llena de culpas y misterio; con el cosquilleo de empezar el día y las
ganas de querer para que duela; los finales que no llegan y mi mala
redacción; sólo otra mañana más de un día como hoy...