lunes, 24 de noviembre de 2014

Poema por encargo

Este poema por encargo,
espero que le agrade,
que le guste y no se ofenda,
si mis palabras no le describen,
si mis teclas y voz temblorosa,
no alcanzan a retratar su tierna historia.

Y usted quizás recuerde,
que le conoció una mañana,
que le sonrió timidamente,
que le sedujo en la mirada.

A ratos se callaba,
a veces sólo para admirarla,
y entonces ella le descubría,
había que romper a carcajadas.

Abrazarla, todo era abrazarla,
de lunes a domingo y también en días festivos,
los martes de peleas, y los jueves de comida,
a veces quisiera volver a abrazarla.

Perdiendo potencia y velocidad,
lo suyo se alentaba,
como aquellos interminables diciembres,
como esta interminable fila de recuerdos.

Ahorrémonos los dramas,
si terminó con eso basta,
usted me lo ha pedido,
que le vuelva poema,
que la mencione aquí para que no vuelva.

martes, 18 de noviembre de 2014

Segundero

Había perdido su reloj
y los minutos de esa comida no cumplida,
había perdido las ganas
de esquivarle en el pasillo,
de salir corriendo cuando le viera.

Los tormentosos recuerdos no asistían al llamado de la memoria,
el frío no calaba como hace un año.

No sabía cómo ni por qué
los días se habían vuelto de colores,
de una especie de azul celeste,
serena alegría.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Enfurrúñese

De pronto me pasa, no sé
que no me dan ganas de nada,
que quiero tirarme sobre la cama
y golpear con fuerza la almohada.

Que me agobia todo, y nada sale,
entonces agrego dos mentiras aburridas
y poco creíbles a mi historia,
y luego las náuseas
y el temblor por lo que no digo,
de este enojo mal guardado.

Luego viene la ira y el llanto,
y me da por lanzar libros,
y luego por recogerlos,
y luego por limpiarlos.

Pasa el rato y vuelvo en sí,
qué carajos has hecho,
y entonces lo escribo,
lo borro y lo corrijo.

martes, 6 de mayo de 2014

Negando y renegando

Yo no me lo creo
que tantos puedan fingir amor,
y entorpecer sus pasos
y mirar con ternura.

Que sus manos se unan, 
y se separen en un instante,
que se olviden de sus nombres
y se nieguen lo que fueron.

Poco menos me lo creo,
que se miren a los ojos
y que se canten y escriban
promesas vagas.

Se los juro que no lo creo 
cuando se besan por horas, 
para nunca más decirse: te quiero.