Yo no me lo creo
que tantos puedan fingir amor,
y entorpecer sus pasos
y mirar con ternura.
Que sus manos se unan,
y se separen en un instante,
que se olviden de sus nombres
y se nieguen lo que fueron.
Poco menos me lo creo,
que se miren a los ojos
y que se canten y escriban
promesas vagas.
Se los juro que no lo creo
cuando se besan por horas,
para nunca más decirse: te quiero.