lunes, 10 de junio de 2013

Perdida

Yo me la imagino volando por el aire, abierta, leída. Con una abertura mordaz y mugre en el frente. A pedazos recorre los lugares que debió recorrer; y un tercio de ella cruza fronteras vuelta ceniza. Por las esquinas ronda calles inmundas; y lo último de sí circula por noches estrelladas.

Su blancura casi perdida entre calles atestadas, su esencia ya perdida. Sus colores y besos rezagados, robados por quién sabe quién. Ladrones que decepcionados la arrojaron al suelo para dejarla volar: y justo allí es donde la veo.

Desnuda, sin sobre, sin estampillas y sin nada. La carta no ha llegado y el mensaje se ha perdido.

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